Si eres de los que piensa que la base de una buena educación reside en los valores y la filosofía con la que se cría a los hijos, te interesará conocer qué es y en qué consiste la disciplina positiva.
Hay una idea en la que todos (o casi todos) estamos de acuerdo, y es el hecho de que criar un hijo es uno de los mayores desafíos que se nos puede presentar en la vida. Hacerlo no es tarea fácil y requiere de mucha implicación y esfuerzo.
Son muchas las tradiciones que la propia sociedad nos ha ido inculcando a lo largo de los años, tales como los castigos, los gritos o los premios, con el fin de conseguir educar a nuestros hijos de la mejor forma posible.
Desgraciadamente, se ha ido descubriendo con el paso del tiempo que estas viejas costumbres hacen un flaco favor a los más pequeños de la casa. Es entonces cuando comienza a parecer la disciplina positiva para cambiar nuestra forma de ver las cosas.
Para todos aquellos que no hayáis oído hablar nunca de este nuevo concepto, hoy venimos a explicaros qué es y en qué consiste. No es ni más ni menos, que una nueva forma de crianza basada en alternativas que dejan a un lado las aprendidas anteriormente.
En esta disciplina, predomina la idea de conseguir que los niños se comporten bien sin la necesidad de hacerles sentir mal previamente. Algo tan simple, pero a lo que millones de padres recurren cada día, ya sea por falta de empatía o por el arraigo a las tradiciones.
Los psiquiatras Adler y Dreikurs han definido de forma muy clara y concisa de dónde proviene generalmente el mal comportamiento de los hijos hacia sus padres: el sentimiento de pertenencia y el sentimiento de contribución.
No os suena de nada, ¿verdad? Pues veréis, estos dos sentimientos tan frecuentes en los niños, se basan en el miedo a no pertenecer a un grupo, en este caso, a no tener un referente potente, y en segundo lugar, al miedo a no sentirse escuchados.
Cuando sienten que algunos de estos dos grandes valores pueden estar en peligro, dan paso a comportamientos tan comunes como gritos, llantos, malas palabras, y un largo sinfín de malas actitudes.
Es justo después cuando se desencadena un largo cúmulo de malas reacciones por parte de los padres, como pueden ser amenazas, castigos u otras muchas formas de mostrar su enfado a los niños para hacerles conscientes del problema.
Por ello, es imprescindible cambiar la forma de educación que has adoptado hasta ahora y centrar tu foco en esta nueva disciplina. Es importante destacar que no sólo es efectiva con niños, sino que también se puede extrapolar a otras muchas relaciones sociales.
Por ejemplo, en términos laborales, cuando un jefe tiene que dirigirse a un trabajador que ha realizado de forma incorrecta alguno de las tareas que le han sido asignadas, en muchas ocasiones tienden a ser muy poco beligerantes.
Hablar con amabilidad a nuestros semejantes, para hacerles reflexionar sobre cualquier acción que consideramos incorrecta, no sólo funciona de forma directa, sino que además consigue erradicar las creencias previas sobre cómo afrontar este tipo de situaciones.
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